En el verano de 1940 Vivian Morris llega a Manhattan con 19 años y tan solo una maleta y una máquina de coser, empujada por sus desesperados padres. Aunque su especial talento con la aguja y su dedicación a lograr el peinado perfecto no le han servido de gran cosa en la prestigiosa universidad de Vassar, la convertirán en la modista estrella del Lily Playhouse, el decadente teatro de variedades de su poco convencional tía Peg.
Los días en Nueva York son de todo menos aburridos a pesar de la guerra. En esta ciudad de mujeres Vivian y sus amigas buscan ser libres y beberse la vida hasta la última gota. Pero Vivian también descubrirá que le quedan lecciones que aprender y amargos errores que cometer, y que para vivir la vida que de verdad desea tendrá que reinventarse a cada paso.
Este libro me llamó la atención simplemente por su portada y sobre todo por su autora, la misma que escribió la aclamada "Come, Reza, Ama", que dicho sea de paso es una historia que me encantó. Después de su éxito me apetecía saber si esta novela sería tan buena.
Y no lo es, claro que no, pero la verdad es que me ha gustado, la historia me ha enganchado sin saber mucho dónde podría ir a parar. Cierto es que comienza con un cebo que ya hizo que quisiera saber por qué la protagonista tiene que contar toda su vida para, con ello, dar respuesta y una larga explicación a la inquietante pregunta que un personaje misterioso le hace ya al final de su vida.
El desarrollo de la historia es la propia vida de la protagonista, que descubre un mundo totalmente a su medida, loco, desenfrenado y lleno de aprendizajes en una ciudad que a pesar de la guerra va resistiendo como puede. Sin embargo, al final, será alguien que le hizo mucho daño quien reparará y dará sentido al final de sus días. Todos los personajes me parecen muy oportunos y bien definidos, cada uno aportará algo importante en la historia de Vivian.
Es una novela entretenida que, sin caer en la frivolidad, resulta fresca para las tardes de verano.
¡Gracias por leerme!
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